31 diciembre, 2015

El PSOE: un circo de tres pistas

 El PSOE es un circo: un circo de tres pistas en las que a la vez ejecutan sus números acróbatas, malabaristas y payasos. Un circo que constituye una enorme falta de respeto hacia un electorado al que se lleva ninguneando desde que perdió la última vez Felipe González, que ya llovió.

El aparato del PSOE, preocupado exclusivamente del reparto del poder dentro del partido y del reparto de cargos en la cada vez más exigua cuota en las Administraciones del Estado, insulta de manera soez a todas las personas que creen, que creemos, tener en este partido nuestra casa ideológica. Nos expulsan.

Fuimos colocados en la abstención en su momento porque, que le vamos a hacer, no toleramos las bromas con la falta de seriedad y la corrupción en el ejercicio de la política; resucitamos tras el 11 M para expulsar al PP y demostramos nuestro músculo electoral. Pero tras la decepción de Zapatero, y ante la incapacidad del partido de canalizar la demanda de los ciudadanos de más democracia y menos chorradas, volvimos a retraernos. Y Rajoy fue la consecuencia.

No haber entendido a los electores pidiendo a gritos ser escuchados trajo como consecuencia que partidos como Podemos o Ciudadanos asumieran un papel que podría haber sido asumido en gran parte por el PSOE y por IU. Y así, 110 escaños cambiaron de manos. Y aunque el PP fue el más damnificado, el socialismo también resultó herido. Esta es la consecuencia de una política «aparatosa», o de aparato. Esta es la consecuencia de mirarse el ombligo.

Sin embargo una cosa se hizo bien en este tiempo. Las primarias fueron impecables, y el nombramiento de Sánchez como secretario general fue toda una lección de democracia interna. Pero, claro, no podía durar mucho. En el circo, al final siempre son los payasos los que adquieren protagonismo. Así, Susana Díaz, producto típico del partido, sin oficio ni beneficio, pero con ambición desmedida de poder, y otros cuantos llamados barones, por no llamarles saltimbanquis, intentan un golpe de mano acompañados por todos los resentidos que se quedaron sin «sitio»: Madina, Gómez, Carmona, etc... Un golpe de mano contra la democracia, contra el poder del Secretario General, obtenido legítimamente en las urnas.

Quieren disfrazar el golpe con ropajes de Congreso, pero no deja de ser un asqueroso  golpe «militar» encabezado por la parte más corrupta del partido: Andalucía y por la segunda: Asturias. Y la excusa es que Sanchez obtuvo malos resultados.

Susana ganó en Andalucía a pesar de estar hasta los ojos de corrupción porque el PP es todavía peor. Lo mismo que el PP ganó las elecciones del día 20 porque sus votantes temen que, a pesar de hacerlo como el culo, se pueda hacer todavía peor. O lo que es lo mismo, porque el PSOE no genera confianza; pero el PSOE, no Pedro Sánchez. El PSOE, el circo de tres pistas en el que todos los acróbatas, malabaristas, payasos, equilibristas, y hasta el jefe de pista, hacen sus números con una faca en la mano.

Este es el problema del PSOE, la deslealtad, la desunión, el mirar para dentro... La estupidez. Y por eso se le da la espalda. No por Pedro Sánchez.

24 diciembre, 2015

Lamento haber votado

Expliqué unas entradas atrás que creía conveniente votar esta vez. Me equivoqué: no valió la pena. Hay el mismo nivel entre los nuevos que entre los que ya estaban. La única diferencia es el grado de corrupción: muy alto en el PP, medio en el PSOE (muy alto en el PSOE andaluz), y poco o nada en Ciudadanos y Podemos. Expliqué también que mi motivación principal para votar era que se veían propuestas para cambiar la Ley Electoral; sin ninguna duda causa única de todos los males de este país. Así que voté con todas las consecuencias. Voté y ya lo lamento porque empiezo a pasar vergüenza.

Hay cuatro partidos con un número significativo de escaños. Y a la vista de sus actuaciones, parecen no haber entendido nada. Los votantes, el conjunto, no los de cada partido en particular, han determinado que se entiendan y que gobierne el que mejor pueda, sea el más votado o mediante pactos. Pero los votantes no han ido a las urnas para volver a ir en unos pocos meses. Quieren que se hable y que se llegue a acuerdos, que haya un gobierno que haga lo suyo, y un parlamento que filtre. Pero no, las estrategias de estos partidos no son esas. Ellos solo quieren poder. Poder es la palabra clave. El electorado les importa un comino.

La respuesta del PP es la esperada: quiere gobernar, aunque sea en minoría; y para ello espera que lleguen los apoyos que se lo permitan. Están convencidos de que al final se producirá el milagro. Como siempre, Rajoy confía el futuro a la inacción. El PP no propone nada, simplemente espera. Espera, porque, si al final no le dejan gobernar, unas nuevas elecciones movilizarían a su electorado. Si a siete millones no les importó la corrupción, ahora podrán ser más cuando inicie su llanto por el poder. El PP está interesado en repetir elecciones. Sus leyes siguen actuando entretanto y el problema catalán le importa un comino, él lo creó. Cataluña para el PP es solo un asunto para apuntalar votos en el resto de España.

Lo del PSOE da pena. Al pobre Pedro Sánchez se lo intentan cargar de todas las maneras posibles desde el primer día. En el PSOE no gusta que el elegido por los militantes decida. El PSOE es un partido de aparato, y debe ser este quien lo controle todo. La cosa está clara. El partido quiere que Sánchez se estrelle. La jugada de este solo puede ser intentar formar un gobierno alternativo al PP, y ya aquí, nadie le discutirá su candidatura ante unas nuevas elecciones en un par de años. Por eso Susana Díaz, desde la corrupta federación andaluza, pregona el no a Rajoy. De este modo forzará su nombramiento como candidata a las nuevas elecciones. Susana Díaz, la líder de la corrupta federación andaluza, hará lo imposible para que el Comité Federal desautorice a Sánchez para intentar su estrategia. A Susana, modelo de política profesional desde la cuna, se le ve el plumero. Solo quiere el poder aunque para ello tenga que devorar a su compañero.

Podemos quiere nuevas elecciones. Es el más claro de todos. Se inventa el asunto del derecho a decidir, imagino que para todas las comunidades, y también, por qué no, a todos los municipios, digo yo. De este modo desactiva cualquier posible acuerdo con nadie, ni siquiera con los independentistas, que también abominan de esta propuesta. Iglesias habla del derecho a decidir, pero no dice nada del supuesto de que la decisión sea salirse del puzzle. Solo quiere otro escenario electoral y con su idea apuntala su voto en Cataluña y en País Vasco. Iglesias se vio crecido en los debates y cree que puede irle mucho mejor en nuevos comicios. En fin, habrá que verlo.

¿Y Ciudadanos? Ciudadanos tiene un problema. Su propuesta de país era muy plausible, en especial por el cambio de Ley Electoral a la alemana. La visión económica de Garicano también era buena. Pero falló el líder. Rivera estuvo nervioso y no brilló. Rivera es el único responsable de no haber alcanzado mejores resultados por no haberse escorado al centro izquierda, posición natural del elector medio español. Se equivocó de plano y los resultados, aún siendo buenos, hacen que no cuente para nada. Y en la resaca electoral todavía está haciéndolo peor. Su ansiedad por que se forme gobierno, y entrar en él si es necesario, y su nerviosa verborrea incontenible, le hacen un líder poco fiable. Rivera no quiere ni oír hablar de nuevas elecciones. Puede salir escaldado. Pero, ya que no depende de él nada, lo mejor que podría hacer es estar callado y demostrar cierto aplomo; el que no demostró en campaña y que tan caro pagó su partido. Rivera, de momento, no es el líder que necesita ese centro que quiere representar. Necesita madurar. Lástima.

Así, que a la vista de este panorama, regreso a la abstención militante de la que nunca debí haber salido. Al fin y al cabo sigue siendo la primera opción electoral. Estaré dispuesto de nuevo cuando la política madure en este país tan naíf en estas cosas.


20 diciembre, 2015

El voto desesperado

Hoy es jornada electoral. Desde ayer no se puede pedir el voto. Hay una estúpida ley que lo impide: un candidato no puede acercarse a usted a la entrada del colegio a pedirle que le favorezca. Ah, coño, se me olvidaba que aquí no hay candidatos en sí. Aquí tendría que venir la lista del partido... Esa que hacen los jefes políticos sin contar con los electores y que esperan que estos voten como gilipollas. Y, lo malo es que allá van todos, pensando que tienen una bonita democracia. Es tanta la desesperación por arreglar nuestros males que se vota a nadie: a una lista.

Ninguno  de los que allí van nos representa de verdad. Pero les confiamos el poder. Los partidos interpretan nuestro voto como un mandato. Dicen que de las urnas sale una especie de orden, que se deduce del resultado. Una orden tal como «haz lo que te salga de los cojones», que fue el caso del PP en 2011; o «a pactar tocan, amigos» como previsiblemente saldrá de estas. El caso es que España tiene hurtada la democracia en favor de la partitocracia. Que no vale la pena ir a votar... No obstante, esta vez, además de una emergencia nacional, hay una pequeña luz de esperanza.

Muchos de los que estuvimos en la abstención, posiblemente tengamos un motivo para abandonar momentaneamente nuestras convicciones en esta ocasión, o mejor dos; sí, dos motivos: el primero que hay algunos partidos que llevan en su programa un cambio parcial de la ley electoral en el sentido bueno de la representatividad, y hay que apoyar esto; el segundo motivo para votar es el patriotismo. Sí. Este país no merece ser gobernado por personas indecentes y con nuestro voto podemos ayudar a desalojarlos. Basta con votar a otros.

Así que, amigos y compañeros en la abstención militante, hagamos esta vez una excepción por las dos razones explicadas. Traguemos  el sapo y buen voto. Aunque no pasa nada tampoco si ignoramos  a esa cosa viscosa llamada Senado.

15 diciembre, 2015

Un debate lamentable, y completamente inútil

Lamentablemente, el debate, o mejor, el combate, ha tenido lugar. Una refriega completamente inútil en la que cada uno, como un ave canora, se puso en una rama a cantar para intentar atraer a los votantes, a los votantes que ya tiene. Un espectáculo nada interesante para entretener al público que tienen entre ambos, aproximadamente la mitad del electorado. La otra mitad, que ellos creen que no existe, se lo va a decir el día que se vote.

Hace años, entre ambos partidos tenían casi el 90% del voto emitido, ahora tienen el 50%. Y siguen comportándose como si fueran los amos del cortijo. Cómo pueden ser tan estúpidos. A quién intentan impresionar. ¿Es que todavía no se dieron cuenta de que la gente quiere otra cosa? No sirve de nada sacar cifras, gráficos ni propuestas. Hoy ya todos tenemos ordenador, todos estamos conectados a internet y todos tenemos acceso a las estadísticas. Y no necesitamos que se nos interpreten de manera torticera.

Nadie, salvo los suyos y los tontos, cree a Rajoy, especialmente si se está en paro a se pasan canutas para llegar a fin de mes. ¿Que esto va bien, y que solo el PP puede llevar a España por el buen camino? Y una mierda... Tampoco nadie cree a Sánchez cuando dice que ellos son la única solución. ¿Qué tipo de solución? ¿La misma que en los ocho años de Zapatero? Ambos expusieron números maquillados a su antojo y que demostraban que la culpa de todo la tiene en contrario. Y prometieron, y se comprometieron...O sea, más de lo mismo.

¿De qué sirvió todo este circo? Estamos igual que antes. Solo una cosa reseñable. Sánchez le dijo a Rajoy que era un indecente. Se lo dijo con toda claridad y ante millones de personas. Y puede que Rajoy no sea decente. No puede serlo alguien que mandó tantos años un partido tam profundamente corrompido. Pero se le olvidó algo. En estos combates hay unas reglas, como en el boxeo. Se puede dejar KO al adversario, pero no valen las patadas en los genitales. Quien lleve a la lona al otro así pierde automáticamente el combate. Y Sánchez olvidó eso. Podría haber demostrado de otra manera la poca decencia de Rajoy. Tal vez le hayan asesorado mal.

Pero esto es lo que hay. PSOE y PP creen que ellos son España. Ellos, los partidos. Es como si los ciudadanos no afiliados, los otros partidos, la sociedad civil o el resto del mundo no existiera. Y eso va a ser lo que les pase factura. Los jóvenes están hartos de tanta mediocridad; muchas personas adultas, parecido. Puede que las otras opciones de voto no gusten demasiado, o nada. Puede que no guste el sistema electoral. Pero iremos a votar, porque cualquier cosa que termine de una vez con esta aburrida práctica bipartidista, empeñada en un imposible exterminio mutuo, es mejor que lo que hay. Puede que sigan ganando las elecciones, pero ya han perdido el poder. Tendrán que inclinarse ante la nueva situación. Así son las cosas.




13 diciembre, 2015

España: mala madre o malos gobernantes

Por qué va a sentirse española una persona que fue prácticamente expulsada de España para buscarse la vida. Por qué va a sentirse española una persona que, además, se le dificulta el derecho al voto (voto rogado) con el que poder desalojar a quien catalizó su expulsión. Por qué va sentirse español alguien, que habiéndose quedado aquí, es obligado aquí a trabajar por un salario de miseria a pesar de tener una extraordinaria formación.

Por qué, en definitiva van a sentirse españoles nuestros jóvenes. El 50% están mano sobre mano porque nadie supo, ni quiso, ocuparse de construir una nación moderna en lugar de una constituida, como antaño por campesinos, obreros de la construcción (en paro ahora) y camareros. De qué sirve formar a la gente, fabricar ingenieros, biólogos, químicos, maestros, profesores, arquitectos o abogados, si luego la mayor parte del trabajo disponible consiste en servir cañas, o poco más.

¿Es España la que expulsa a los jóvenes, o son los gobernantes que tiene y que tuvo en los últimos ochenta años? No hay ninguna diferencia en los criterios para gestionar el país entre los gobiernos franquistas y los formados en democracia. La única cosa distinta es que en democracia entró aquí dinero. Dinero malgastado en gran parte. Dinero empleado en arreglar el jardín y en pintar la fachada de colores, en lugar de en recimentar el edificio y ponerle un buen tejado a prueba de temporales.

Espero que se me sepa perdonar el pesimismo, pero así lo veo. Se me caen las pistolas al suelo cuando oigo hablar a los chicos y chicas, cientos y cientos de miles, expatriados. Chicos y chicas que entregan su capacidad a otros países más honrados, realistas en inteligentes (si es que los países pueden ser estas cosas), en definitiva, paises mejor gobernados que el nuestro. Si yo fuera uno de ellos sentiría cierta antipatía hacia mi patria. Y más cuando al pedir ejercer mi derecho a votar para intentar quitar del medio, a desalojar, a quien tanto daño hizo, se me niega o se me dificulta.

Comprendo a todos ellos. Comprendo que se pregunten: «¿Qué me dio España a mi? ¿Una educación, una formación? Y para qué. ¿Para que tuviera luego que abandonar mis raíces?». Yo llamo a eso sadismo patrio. Y si yo fuera una de ellos y rogara el voto y me pusieran dificultades diría: «¿Ah, sí? Pues que le den por el culo a España». Bueno a España no, a sus infaustos gobernantes de los últimos años. Al final España es solo un pedazo de tierra.

08 diciembre, 2015

Guía para decidir el voto

Normalmente el voto de los españoles fue siempre una cosa visceral, además de irracional. Se elegía entre izquierda o derecha. Había solo dos partidos a los que mirar, el PP, en la derecha y el PSOE, en la izquierda; y salvo unos pocos que miraban a un tercero, también en la izquierda, la cosa estaba entre los dos grandes. ¿Cómo ocurría que uno u otro ganaba? Sencillo: el PP tenía un voto fiel prácticamente seguro (la leal infantería que no pensaba, votaba); el PSOE tenía técnicamente más votantes, pero menos fieles. Cuando, por alguna razón estos votantes libres se incomodaban con el PSOE, se quedaban en casa, no iban a votar, y entonces ganaba el PP. Cuando el PP hacía el canelo (11 M) se volvían a movilizar, y entonces ganaba el PSOE.

El asunto se dirimía siempre en el centro. España es un país con un elector medio temeroso, tanto de la derecha derechosa como de la izquierda izquierdosa. El elector medio es de centro izquierda. Este hecho es avalado por los datos de años de gobierno del PP, o del PSOE. El PSOE gobernó más tiempo que el PP, un poco más. Así pues quedamos en que la victoria la decidía la abstención de la izquierda y, en pequeña medida, alguna gente, poca, residente en el centro ideológico,
y capaz de cambiar el voto.

Pero las cosas cambiaron en el transcurso e los años, y cambiaron porque en las últimas cuatro o cinco legislaturas casi todo se hizo tan rematadamente mal que la gente se cabreó. Entonces ocurrió que se empieza a pensar en elegir a otras formaciones. Estas, abanderadas de la limpieza, pretenden ocupar un espacio importante en el parlamento. Por fin en España el electorado está dispuesto quitarse complejos y a votar libremente. El problema está en que los aparatos propagandísticos de los partidos hasta ahora preponderantes no lo ponen fácil y extienden cortinas de humo para hacer que los votantes duden.

Por eso en esta ocasión el voto debería ser técnico, es decir evaluando, en el caso del PP, el resultado de su gestión, en el PSOE sus antecedentes y sus propuestas y en Podemos y Ciudadanos únicamente las propuestas. Después se debería situar todo en un eje de valor, digamos de 1 a 10, y sencillamente sumar. Así de simple.

La cosa no es demasiado difícil. Los criterios en los que hay que moverse no son demasiados. A mi se me ocurren algunos. Son estos:
  • Calidad democrática
  • Equilibrio social
  • Actividad y empleo
  • Educación
  • Sanidad
  • Economía
En Calidad democrática estaría, por orden de importancia:
  • Cambiar la Ley Electoral
  • Elaborar leyes contundentes anticorrupción
  • Elección de jueces (TC y CGPJ)
  • Retocar o cambiar La Constitución
  • Puertas giratorias
El equilibrio social sería todo lo que tiene que ver con...
  • Reducir la brecha entre ricos y pobres
  • Lucha contra el fraude
  • Capitalismo de amiguetes
  • Justeza fiscal
Actividad y empleo. Esta es fácil:
  • Planes para generar actividad productiva
  • Parados sin prestación
  • Cambios en modelo productivo para dejar de ser los camareros de Europa
  • I + D y política científica y técnica
Educación
  • Un pacto necesario para el futuro
  • Dejarlo como está
  • Derogarlo todo y empezar de nuevo
Sanidad. Aquí hay para todos los gustos
  • Sanidad universal absoluta
  • Sanidad universal con matices (extranjeros)
  • Recuperación de derechos eliminados
  • Mejora de la eficiencia
Economía
  • Cómo devolver una deuda del 100% del PIB
  • Cómo se va a garantizar el pago de pensiones
  • Cómo se va a recuperar y aumentar la hucha de la SS
Podemos fijarnos en estas, en más, o en menos. Pero lo importante son los criterios. Todos hemos visto debates, leído resúmenes de los programas y escuchado a los líderes en sus periplos televisivos. No es tan difícil, de todo lo anterior, extraer lo que uno considera más importante y ponerle nota en función de lo que nos parece lo que cada uno ofrece sobre esto. Luego, se suma, y listo. Ya tenemos una base para decidirnos.

Luego hay una segunda parte: la credibilidad. El PP gobernó los últimos cuatro años. Es fácil evaluar si cumplió su programa, si mejoró la economía, el empleo, la educación, etc... Si la respuesta es sí, ya no hay que pensar más. Pero si la respuesta es no, para qué escucharle. Por qué va a cambiar nada alguien que no lo cambió hasta ahora. Y con el PSOE pasa algo parecido: por qué se les va a creer ahora si pudieron haberlo hecho bien antes. Y con Ciudadanos y Podemos. ¿Por qué tenemos que hacer un acto de fe? Son nada más que preguntas que uno puede hacerse antes ir a las urnas.

Así que, en nuestras manos está. Espero que la entrada ayude a decidir el voto a quien tiene la paciencia de seguirme. Creo firmemente que esta vez España necesita de nuestra capacidad de raciocinio para elegir la opción correcta. Buena suerte.

04 diciembre, 2015

Varietés

En esta especie de cabaré de país pueden admirarse muy diferentes números, como sería de esperar. Números cómicos y grotescos, como es menester arriba de un escenario de varietés... Al final todo es pura burla. Los candidatos y allegados se pasean haciendo el gilipollas por los distintos platós de las televisiones: saltan y brincan, cantan y tocan, confiesan sus cositas como «personas humanas»... A ver quien cae mejor y es más majo. Porque hay quien vota por esto, les dicen. Los hacen imitar a los americanos (los asesores..., supongo) en todo salvo en una cosa: estos, los yankees, practican la seriedad luego, a la hora de hacer política, algo inusual en nuestra amada madrastra patria (seguiré con este asunto de hacer el pijo en la tele).

No nos bastaba ya con el sonrojo por verlos a todos hacer el canelo, cuando, el lunes se presentan a un debate en El País. Un buen debate, la verdad, independientemente de vencedores o vencidos. Se echaba de menos. Estaban todos los normales, faltó, el inadaptado: Rajoy. Hay quien dice que es que es listo Rajoy. No, no es verdad, puede que haga bien eso de ir a su ritmo y marcar los tiempos. Pero es porque no tiene otro ritmo, vamos que va lentito, que se le oyen ruidos si se le arrima el oído a la cabeza cuando piensa. Rajoy es lo suficientemente despierto para darse cuenta de que un debate libre al estilo del visto, es como jugar fuera de casa en campo embarrado y sin bota de tacos. Vamos, que no iba a dar bola. Intentó mandar a Soraya y le dieron calabazas. Al final hubo un atril vacío

Rajoy va a tener un debate, dice, con líder del principal partido de la oposición. Me pregunto si Pedro Sánchez tendrá los reflejos suficientes para anunciar que no va, que es mucho mejor que Rajoy hable solo... Total, va a decir nada más que chorradas. A qué va a ir Sánchez, ¿a escuchar que el paro bajó y la economía mejoró y no poder mandarlo a la mierda? Porque, a ver. Uno no sabe como cuentan lo del paro, pero le resulta raro, por llamarlo de algún modo que haya, según el INEM casi 1.000.000 de personas más trabajando que cuando empezó Mariano, y, sin embargo haya 25.000 cotizantes menos a la Seguridad Social. La bajada del paro se explica facilito: la gente que deja de tener prestación pasa de fichar y desaparece de las listas de desempleados. Pero, puedo equivocarme, desde luego.

Sánchez no debería ir a un debate con un tipo capaz de creerse sus propias mentiras; a una discusión con preguntas pactadas, con tiempo pactado... No se si habrá acuerdo hasta para el tipo de ropa interior de cada uno. Es mejor no ir. Rajoy va a decir que la economía mejoró. Algo que se desmonta con una simple alusión al aumento hasta el 100% del PIB de nuestra deuda pública. Rajoy va a decir que subió las pensiones, cosa que se tira abajo solo con mencionar que se gastó la mitad de la hucha del fondo de reserva y que si no nos andamos con ojo va a haber dificultades para pagarlas, puesto que cada mes entran varios miles de millones menos a la Seguridad Social al haber no solo 25.000 adscritos menos, sino a que los que hay cotizan menos porque los salarios son bajos o el empleo que tienen es a tiempo parcial. A qué va a ir Sánchez al debate. Hazme caso Pedrín queda en casa.

Y vuelvo al desfile por los platós para dejar solo una pregunta en el aire. ¿De verdad es necesario ser entrevistado por Bertín Osborne para ganar votos? ¿Es que no hay ni un ápice de dignidad en quién va allí para cuando le invitan decir sencillamente que no va? ¿De verdad el amigo Bertín puede ofrecernos algo que pueda interesar a los electores sobre el candidato. A mi me da que ir a esos sitios hace dudar a los votantes de la seriedad de esta gente. Pero, claro, uno solo es un pobre blogero de provincias cuya opinión no cuenta.




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