05 junio, 2015

Frentismos

El éxito de las candidaturas de unidad popular impulsadas en las municipales por Podemos está dejando sentir su influencia. IU se debate entre integrarse en ellas o ir a las generales por si sola. Lo que busca IU en estas candidaturas es una opción de mantener algunos de sus nombres en posiciones reconocibles ante el temor de que, como todo parece indicar, el fracaso en las generales le deje prácticamente sin representación. IU No pretende dar el poder al Pueblo. El pueblo ya tiene el poder con el voto. Busca salvarse.

Conviene explicar que las candidaturas soportadas por Podemos deben su éxito en un 50% a personas destacadas de la Sociedad Civil respetadas por la generalidad del electorado, incluso por quienes no les votan. El caso de Manuela Carmena es más que evidente. Ahora Madrid dobló en votos en Madrid ciudad a la candidatura de Podemos, con su marca, a la comunidad. Manuela Carmena lo sabe perfectamente y Pablo Iglesias también. De ahí que cuando ella dice que se siente libre de ataduras respecto a Podemos, desde la dirección del partido no se diga ni esta boca es mía.

Las listas mixtas Partidos - Sociedad están bien para tomar un ayuntamiento, es decir, para objetivos concretos. Sin embargo para una comunidad autónoma, y no digamos para todo el estado, toda opción debe estar respaldada por una organización perfectamente estructurada, es decir, por un aparato de un partido que apuntale y apague los fuegos o amplifique los éxitos de la misma. De ahí que Podemos no haya participado en ningún frente en las elecciones autonómicas. Aquí ya estamos hablando de política seria y ni un partido nacido de movimientos asamblearios quiere riesgos.

Lo que pretende IU de hacer un frente de lo que ella llama toda la izquierda no es más que un intento (vano) de no ahogarse en su propio fracaso a nivel nacional. IU solo es fuerte en Asturias (y puede que un poco en Andalucía). En Asturias tiene a su mejor baza y tal vez a uno de los políticos más serios y mejor valorados por el electorado: Gaspar Llamazares, que fue «expulsado» del terreno de juego nacional por los impresentables, incluidos Garzón y a Lara, que gestionaron las cosas en Madrid y que produjeron vergüenza ajena en los votantes progresistas al no saber, o no querer, tomar las medidas necesarias para que la organización no perdiera la dignidad. Llamazares se presentó en Asturias y la gente le agradeció su seriedad con sus sufragios.

El problema de los partidos, de todos, es que la gente valiosa no está dispuesta a tragar por lo que les impongan desde unas siglas. Pero los partidos necesitan a gente independiente como Carmena o Gabilondo, que los lidere cuando se presentan ante los electores. Los partidos están no muy bien vistos en la sociedad, por eso se prefiere a líderes sin sello, aunque simpaticen con unos u otros. El problema del frentismo es aún mayor. Un frente es inmanejable porque dentro del mismo nadie quiere ceder identidad y eso es sinónimo de caos.

2 comentarios:

A tres bandas dijo...

Lo más destacado de la situación postelectoral es que ha desaparecido de un plumazo el discurso anticasta de los de abajo contra los de arriba, y estamos de nuevo instalados en la clásica división izquierda derecha que tanto habían negado los que se presentaron como organizaciones nuevas que venían a cambiar la vieja política. Excepto en Gijón, donde Mario Suárez del Fueyo ha protagonizado un ejemplo de honradez política, en todas partes los que decían venir a luchar contra una casta, han vuelto a admitir al PSOE como un partido de izquierdas, situándose ellos también en ese lado. Se acabó el discurso contra la casta antes mismo de haberse estrenado. Algunos, los más coherentes, no están dispuestos a pasar esto por alto. Yo tampoco, porque si algo detesto es el engaño.

Luis dijo...

Vamos a ver, si bien lo entiendo, una candidata para el puesto de alcaldía de Madrid (Esperanza Aguirre) gana mas votos populares que otra candidata (Manuela Carmina), y Carmina es elevada a la alcaldía, además de ser respaldada por un partido (Podemos) al cual se declara no aliada y de ser independiente de cualquier partido. Si esto es el concepto de democracia liberal, un coche es un avión – solo lo hay que tirar de un precipicio.

La verdad es mucho mas agradable que el caos que pueda ocurrir tanto el intento de hacer volar un terre-moto o tener multitudes de personalidades y partidos peleando por poder. Con el tiempo, las personalidades de los dos partidos principales (el numero optimo para una oligarquía democrática) cambiaran, pero consolidaran su convivencia compartida. Es a lo que todos los sistemas tienden, la estabilidad. Es lo que mas agrada al pueblo español, seguridad o por lo menos la apariencia de ella reflejada en que la alternativa – multipartidismo – es tan desordenado.

El resultado es lo que se tiene, dos partidos principales quienes adaptan a las presiones y cambios sociales y que se diferencian en poco de lo que más importa. Lo principal es saber quien realmente tiene el poder y que hacen con ello. En una sociedad democrática lo que se hace con ese poder es inteligentemente manipular los hábitos y opiniones de las masas. Los quienes manipulan este mecanismo invisible constituyen lo que se podría llamar un gobierno invisible que es el poder que lleva el país. Es imprescindible para estos, y probablemente deseable para los votantes del país tener tal estructura política de partidos, o ver producido la confusión. Por simpleza, la maquinaria de partidos se limita a dos partidos principales, tres por mucho. Tanto quienes llevan el poder del país, pues debe de ser obvio que es el sector quien es dueño del capital grande.

El resultado práctico es tener dos partidos grandes capitalistas que se diferencien en lo que mas se exciten sus bases pero que tiene poco interés para los elites que financian y gobiernan los partidos. Sobre todo el resto – que suele tener como base lo económico – los partidos principales, PP, PSOE, no están en desacuerdo. Sin encontrarse basado en el interés económico de gran parte del país, ningún partido puede regir o tener la posibilidad de ello.

Quedara por ver cuanta independencia tendrá el nuevo alcalde de Madrid. Queda por ver cuanta independencia el partido que respalda a Su Alcaldía mantendrá dado la evolución normal que le queda por delante.

Luis de Agustin