11 enero, 2015

Villa sigue teniendo el poder

El amigo Villa es un genio. Desde su casa, tranquilamente, mientras disfruta de un dinerito que le llovió de algún cielo oculto a los humanos comunes, consigue que, en lugar de ser llevado a los juzgados y denunciado por la apropiación inexplicable de bienes, se abra una comisión de investigación en el parlamento autonómico, lo cual es una garantía de que la verdad va a seguir oculta para el contribuyente. Ni más ni menos.

Para un ciudadano normal, este Villa, aparte de un penoso orador y un voceras, no es otra cosa que un traidor a los trabajadores a los que representaba y un tipo que se aprovechó de su posición para meterse una buena ración de pasta en el bolsillo. Lo de hablar demasiado, mal y a voces no es delito, pero lo de guardar en casa dinero de procedencia desconocida durante años es reprobable, denunciable, y posiblemente punible. Esa es la cuestión. Nada más. Bien simple: si este individuo cometió una irregularidad y tiene que ser juzgado por ello, que lo sea, y se acabó la historia. Pero que hablen los jueces. No es el momento de la política.

Mediante una comisión de investigación como la que se quiere montar, en la que se llamará a sentarse a declarar al parlamento a sesenta y siete (67) personas, lo único que se va a conseguir es que todo se líe, que cada parte de la comisión saque sus conclusiones, adaptadas a sus necesidades políticas del momento (en mayo hay elecciones) y que el amigo Villa salga impune. Una comisión de este tipo dará, eso sí, titulares y más titulares, pero no esclarecerá nada.

Haber expulsado a Villa del partido y haberle desposeído de todos los cargos no es suficiente. La cuestión es si cometió un delito. La ciudadanía está hambrienta justicia, no de información. Pretender contentarla con una comisión de este tipo es como calmar el apetito de un hambriento enseñándole una docena de corderos asados. La información, no calma el hambre de justicia, lo mismo que el hambre no se puede aplacar con la visión de comida.

Hay, sin embargo, algo que no puedo entender: que Villa pueda tener tanto poder como para conseguir esto. Que Villa siga indirectamente influyendo en la política para que se haga lo que a él más le conviene. Lo mismo que nunca llegaré a entender cómo un individuo de esta catadura pudo ser miembro de la ejecutiva del PSOE y manejar a su antojo la política asturiana, colocando y eliminando a gente a su conveniencia. Qué se lo pregunten si no al actual presidente regional, que indirectamente llegó a su cargo porque era un hombre de Villa.

Fernández Villa es el epítome que explica y resume la situación de la política española en todos sus nichos. La política española tiene un nivel por debajo del suelo; repleta de carroñeros y de listos que desconocen lo que significa servir al pueblo, repleta de individuos hechos a imagen y semejanza de sus creadores. Que Villa haya diseñado la política asturiana todos estos años nos tiene donde nos tiene, en el culo del país. No es un problema de que el PSOE lleve demasiado tiempo gobernando en Asturias, en el PSOE hay gente estupenda, es un problema de que al frente del mismo estaba gente fiel a un ídolo aberrante, a un «listillo» únicamente preocupado se su propio medrar, que mantenía agarrados por sus partes a sus elegidos, que no querían más que medrar a su sombra. Por eso nuestra realidad es como es.




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