28 septiembre, 2014

Los gastos no visibles ni necesarios

No sé si la mayoría de la gente, pero si mucha,tenía a Alberto Ruiz Gallardón como una persona inteligente y capaz. No sé por qué, la verdad, porque si uno se para a pensar, en realidad no hizo nada notorio,  ni en la alcaldía de Madrid ni en la presidencia de la comunidad, que no fuera gastar grandes cantidades de dinero del contribuyente en grandes obras, muchas de ellas innecesarias o demasiado caras para lo que se requería.

Gallardón nació en una familia donde todo se le hizo fácil para llegar a la cima política. Formado en los Jesuitas, se hizo abogado, y, en nada opositó y ganó un puesto de fiscal. De aquí en adelante, las cosas le vinieron dadas en el Partido por su apellido y apoyos. La oposición, voy a suponer que la sacó por méritos propios y no ajenos. Esta es su única carta de presentación: «mire, soy fiscal. Por lo demás luego he vivido de la política». Lo cual me hace preguntarme de dónde se sacó que este señor era un individuo capaz. Gallardón no es más que un tipo normal pero con enchufes muy gordos que le permitieron vivir como un marqués toda su vida a costa de los contribuyentes.

Después del ridículo más espantoso, en el que su incompetencia se manifestó desde el primer hasta el último día, con la reforma judicial para evitar el acceso de los pobres a la justicia y la ley del aborto infumable para la gente normal, decide dimitir de todos sus cargos. Y aquí es entonces donde sale a la luz el gravísimo problema de gasto que tenemos en este país: Gallardón, a pesar de su incompetencia, ingresa en una cosa rara que se llama Consejo Consultivo de Madrid. Tócate los cojones (con perdón). Para qué coño sirve esta cosa, a la que también pertenece Joaquín Leguina, y que paga salarios de 8.500 € al mes. ¿Puede valer lo que puedan aportar este par de parásitos esa cantidad?

Pero el motivo de mis cuitas no es este esperpento de consejo con Gallardón y Leguina en nómina. Lo que realmente me pregunto es cuántos organismos de este tipo hay en el estado entre Gobierno central, gobiernos autonómicos, locales, diputaciones... ¿Cuanto dinero se tira para mantener a gente retirada de la política sin hacer nada, pero con salarios de vértigo, despachos, coches y adláteres? Por qué necesitan tanto. ¿No les bastaría con la pensión, más un plus por los servicios prestados, o con el salario de su antiguo puesto de trabajo, más ese plus?

Los partidos políticos se lo montaron para que los contribuyentes les mantuvieran a cuerpo de rey. Los ciudadanos no conocemos ni la centésima parte del gasto invisible e inútil que existe y que es en gran parte causa de que este país deba el equivalente a su PIB anual. Los contribuyentes nos preguntamos por qué no se recortó de manera drástica algo que ya de por sí nunca debería haberse creado y que tiene un enorme coste para la sociedad sin aportarle nada a cambio. Los contribuyentes exigimos que salgan a la luz todos estos organismos, quiénes están en ellos, cuánto cobran, qué hacen y cual es su función. ¿Saben nuestros próceres cuanta hambre se podría quitar con todo este dinero?

Sí. Dije hambre.

2 comentarios:

Bond dijo...

Parecióme que Marianín, jefe de fray Gallardón, hablaba de "reneración democrática", o algo así. Ya se ve por donde va

Anónimo dijo...

Buen artículo. Estoy totalmente de acuerdo con él. Es una pena que la gente de a pie hayamos permitido crear un entramado de canongías políticas tan enredado, difícil de seguirle la pista, y muy oneroso para el erario público. ¡Una vergüenza! A. Sierra.