28 mayo, 2014

¿Podemos?

Cuando salta una sorpresa no prevista, en cuestiones de política, siempre se genera una pequeña tormenta. Si no, mírense con atención las declaraciones sobre Podemos de todo tipo de personajes, desde expresidentes hasta gurús, pasando por otros candidatos, alcaldes y alcaldesas... Todo el mundo tiene una opinión sobre Podemos. Sin embargo, más que el fenómeno en sí del éxito electoral de este grupo, constituido en partido para poder presentarse a unas elecciones hace pocos meses, me llama la atención la polvareda levantada entre el establishment.

El líder de la formación, Pablo Iglesias ha tenido que escuchar de todo, desde melenudo mediático, hasta titiritero de tertulias, pasando por demagogo y antisistema; y el partido fue comparado con grupos neonazis, con extremistas anti todo, además, fue definido como friki..., hasta lo asemejan a la extrema derecha de Le Pen. Es increíble el miedo que dan. Lo que no llego a entender es por qué. Qué es lo que pone tan nervioso al personal. Al fin y al cabo, Podemos no deja de ser, sin darse cuenta, un movimiento favorable a los intereses de los que no quieren que nada cambie; un instrumento al servicio del sistema que la propia su dirección propició de manera infantil.

¿Por qué tanta alteración? Creo sinceramente que todo viene de la mano de que Podemos fue capaz, con nada, de aglutinar muchos votos del descontento. Un joven enraizado en los movimientos sociales tipo 15 M, empieza a ser invitado a las tertulias más cutres (por lo de la ausencia de respeto entre los protagonistas), Intereconomía, primero, y Cuatro y la Sexta, después, y, de repente..., zas, te lo encuentras liderando a la cuarta fuerza política en las elecciones al parlamento europeo con una mochila de 1.250.000 votos. Sí..., es paradójico que fuera la televisión de la extrema derecha quien lanzara al estrellato a un «sujeto» de la «extrema izquierda», como posiciona a la formación la gloriosa prensa del Movimiento. Bueno, es lo que tiene la televisión de calidad, que fabrica productos de gran consumo.

Lo que preocupa en realidad a los partidos tradicionales, apoltronados mirándose el ombligo en lugar de al lado de la sociedad, es que Podemos rescató más de un millón de votos de la abstención, y esto puede volver a suceder en posteriores convocatorias. ¿Qué puede impedir que este partido irrumpa en los ayuntamientos y comunidades como un ciclón? En Madrid son la tercera fuerza política. ¿Qué pasa si parte de quienes están en la abstención entran en el juego de Podemos? El PP perdería Madrid, sin duda, y el PSOE, si quisiera gobernar, tendría que someterse a las condiciones de IU y de un movimiento impredecible del que huyó en su momento como del cólera. Las cosas se les pondrían muy feas a los grandes, muy, pero que muy feas.

El caso de IU no es diferente. No deja de ser un partido tradicional, además, de los menos democráticos, aunque ellos digan lo contrario. IU intenta ya en este momento una OPA sobre Podemos, pero no creo que consiga nada, Iglesias es inteligente, mucho más que los líderes de IU. Estos ya hicieron un primer ensayo para acaparar el 15 M y los corrieron a gorrazos. Iglesias sabe que obtuvo un gran poder solo con su imagen protestataria  y no va a tirarlo a la basura vendiéndose a una formación robótica, por muy buenas que sean sus propuestas políticas, que lo son.

El programa de Podemos es un ejemplo de nada en 36 páginas. Nada de lo que propone es realizable en el contexto actual. Son simples ideas generales impresas para agradar. A todos nos gustaría una Europa como la que plantean, con un sistema más participativo; una jubilación de los 60 años; un salario social para los más desfavorecidos igual, al menos, al salario mínimo; unos sectores estratégicos nacionalizados; un BCE sujeto al poder político que emita eurobonos, y hasta bonos sociales, etcétera, etcétera. Solo que algo así es irrealizable, y cualquiera que lea el programa ve que es así. Pero visto lo visto, mentir para conseguir el poder es lícito. Lo hizo, por ejemplo, Rajoy al prometer no tocar pensiones y bajar impuestos, o Zapatero al negar la crisis. ¿Por qué no intentar venderle al electorado algo irrealizable? No es mentir... La Iglesia promete el cielo y millones y millones de crédulos están convencidos de que irán allí cuando les llame la parca.

Podemos tal vez aporte aire fresco a la política española, pero, en esencia, no deja de ser un movimiento utópico. Su extracción universitaria y la presencia en sus filas de Jiménez Villarejo me dan algo de confianza, pero no tanta como para salir de mi abstención razonada en base a la estafa que constituye el sistema. Al fin y al cabo Podemos accedió a Europa por al método ademocrático de lista cerrada y bloqueada. Da igual que lo disfrazasen de un sistema de círculos y de avales al que podía someterse cualquier ciudadano que lo deseara para ser candidato. Disponen, como todos, de un aparato para mantener el control, que hace de filtro para que no entre allí nadie que pueda resultar incómodo.

Podemos, al final, hizo un enorme favor al PP y al PSOE al sacar de la abstención a más de un millón de personas. Les hizo el favor de evitarles el bochorno de tener que explicar una ausencia de más del 60% del electorado. Hasta Cospedal en su discurso recalcó que la participación había sido buena para unas Europeas. En fin... Felicitaciones a los nuevos eurodiputados. A ver qué consiguen de lo que exponen en su programa. Tendrán que explicárnoslo al final de su mandato. Yo, por lo menos les preguntaré por los resultados obtenidos. Bienvenidos al examen ciudadano.


1 comentario:

Bond dijo...

A ver si ye verdá que Pablo demuestra ser inteligente, se habla de un pacto con PSOE e IU, aunque se diz que "si hay cambios muy importantes". No me jodas, Pablo, que hay gente con la que ni a apañar euros (dr. León dixit)