19 febrero, 2014

Este país abyecto y ruin

No sé cuanto tiempo hace que en España impera la iniquidad en los entresijos del poder, pero tengo la impresión de que siempre estuvo presente. No recuerdo nunca que, ni en política ni en economía ni en el ejercicio del gobierno, se haya actuado nunca por parte de quien ostenta la responsabilidad con la sencillez y la claridad suficientes para que fueran vistas por todo el mundo sus intenciones, o el alcance y las consecuencias de sus decisiones. España es un país infumable porque todo lo que pasa que deba ser conocido por la sociedad va a ser previamente filtrado, manipulado, tergiversado y maquillado de tal forma, que cuando llegue a la gente será irreconocible.

La opinión pública quiere saber cual fue la realidad en el caso de las muertes, de los homicidios, de la frontera en Ceuta hace unos días. Murieron, que se sepa catorce personas y todo está grabado en vídeo, absolutamente todo. Sin embargo esta grabación no fue entregada al parlamento para que pudiera ser conocida de manera íntegra y sin censura por la comisión que correspondiera. En el parlamento, los diputados se lanzaron invectivas, se insultaron, aludieron al honor patrio y entraron en un debate inútil sobre qué se yo que cosas para nada. El parlamento no aclaró nada. Los representantes de los ciudadanos, que demandaban explicaciones en nombre de estos, solo hicieron lo que saben hacer: el ridículo, marear la perdiz, armar alboroto sin ningún fin. Y esto fue así porque hablaron sin datos, sin datos a los que por otra parte tenían todo el derecho.

Me pregunto para que nos sirven los partidos políticos, para que sirven los mediocres diputados portavoces si ninguno sale a la tribuna a hacer un discurso de unos pocos segundos que tumbaría cualquier acción evasiva posterior del gobierno. El discurso sería este, muy simple: entreguen a esta cámara los vídeos íntegros de lo que sucedió en Ceuta y después empezamos a hablar. Y listo, nada de petición de dimisiones, de responsabilidades, nada de acusaciones sobre si se actuó de una manera o de otra. O sea, nada de marear la perdiz, como dije antes: hechos, datos, imágenes incontrovertibles, claras, que con su solo visión el ministro presentara la dimisión o saliera reforzado y la Guardia Civil se sintiera orgullosa o avergonzada.

Por qué es así España. Por qué se tiene tanto miedo a admitir la realidad, a llamar a las cosas por su nombre. Por qué se tiene tanto terror a la verdad. Bastaría ver unas cuantas grabaciones y todo quedaría aclarado. Por qué en este país abyecto y ruin, lleno de políticos y aparatos de poder que lo hacen así porque ellos son la fuente de abyección y ruindad, no se puede nunca conocer nada con certeza. Qué impulsa a quienes tienen la responsabilidad, desde el rey hasta el alcalde del pueblo más ínfimo, pasando por presidentes de gobierno, comunidades, diputados, concejales... a no afrontar nunca las cosas como son, a tratar de disfrazarlas para eludir esa responsabilidad. Por qué la cobardía es la norma.

España es el país de no aclarar los problemas, del silencio administrativo, del mirar para otro lado, del amiguismo, de las trampas, de los engaños, de la manipulación. Los españoles tenemos que aguantar desde presidentes imbéciles como Aznar, asegurando que era ETA, sin ninguna duda la responsable del 11 M, o Zapatero viendo la crisis como una desaceleración, hasta reyes alelados que cazan elefantes, pasando por miles y miles de políticos chulos, sin oficio ni beneficio, que se dedican a vivir a nuestra costa sin hacer ni mínimamente lo que se supone es su trabajo. Por esto España fue siempre un auténtico desastre, por estar gestionada por gente abyecta y ruin, porque la mendacidad extrema está instalada en la política, en las instituciones y la vida pública. Así de sencillo.

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