12 febrero, 2014

Astracanada de parlamento

Los que acuden a votar cuando les convocan, cada día menos, tienen que sentirse responsables, por fuerza, de lo estúpido, extravagante y caro que resulta disponer de un parlamento como el que tenemos. Para qué queremos 365 diputados. Sobran 360. Con cinco sería suficiente. A estos se les otorgaría la representatividad en función del número de escaños y a correr: 5 salarios, 5 despachos y 5 sillas alrededor de una mesa camilla serían suficientes para dar mandato a la "voluntad popular". ¿No es extraordinario? Me apunto la idea. Un día me pondré a calcular el dinero que el estado, que nosotros, el pueblo, nos ahorraríamos.

La mayor parte de las votaciones que tienen lugar en el Congreso tienen un resultado conocido antes de que se produzcan, porque en este disparate de país impera la disciplina de voto. Por eso no nos hace falta tanta gente: si se vota en bloque, nos hacen falta tantos representantes como partidos con representatividad, pero para nada necesitamos 365 parásitos. En la votación de ayer sobre la propuesta de retirar el proyecto de ley del aborto se produjo el esperpento máximo al realizarse de manera secreta y tener el mismo resultado que si no lo fuera. O sea, en el PP todos son antiabortistas, en el PSOE y demás oposición, proabortistas... Por cosas como esta España es el país de los dos bandos, simplemente por la estúpida costumbre de exterminar la diversidad.

Uno ya lleva muchos años con pocas ganas de votar, o ninguna, porque sostiene que nuestro modelo no tiene nada, NADA, que ver con una democracia. Tenemos parlamentos nacionales, autonómicos, incluso tenemos un senado (no sé para qué) y miles de ayuntamientos cargados de concejales. De qué nos sirven tantos representantes si en lugar de hacer valer los intereses de los electores hacen valer los de los partidos, o peor aún, los de las cúpulas dirigentes de los partidos. ¿Con qué criterio dice Gallardón que el parlamento da soporte a la voluntad popular de la "inmensa mayoría"? Gallardón no es tonto, sabe que no es así. Lo rechazado ayer en el congreso hubiera sido reflejo de la voluntad popular si en el PP se hubieran manifestado otras sensibilidades respecto al aborto. Gallardón es sencillamente un cínico, un escolástico con cilicio ajustado al muslo.

No es la primera vez que el PP hace uso del argumento falaz de que el parlamento representa al pueblo para justificar cosas, cosas tan graves como la entrada en la guerra de Irak. Pero tampoco el PSOE es manco: hizo lo mismo para reformar la Constitución y adaptarla a las exigencias de seguridades en el pago de nuestra deuda y antes, mucho antes para tumbar la investigación sobre los GAL. Sin embargo tengo que reconocer que lo del PP es peor, mucho peor. Su comportamiento es gregario, son un rebaño. Y de todo esto tiene la culpa un sistema electoral viciado en el que son nombrados a dedo y sin criterios los que pueden llegar a ser representantes del pueblo. Me pregunto, de qué pueblo. Porque a casi un 40% del electorado que se niega a votar dentro de esta bufonada, yo entre ellos, no lo representan.

Para que un parlamentario pueda votar en nombre de sus electores tiene que haber sido elegido por ellos. Eso es soberanía popular, no este sainete organizado por los partidos para dar ocupación a miles y miles de mediocres que hacen mal la o con un canuto.

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