02 diciembre, 2013

Pobre España: los empresarios

Esta mañana temprano, mientras iba en el coche, escuchaba en la radio. La carretera estaba complicada por el frío y la noticia entró en mi como un estilete en el hígado. ¡Pero cómo se puede ser tan miserable! grité exasperado a mirando al receptor. La verdad es que me sentí como un imbécil al darme cuenta de que estaba hablándole a aquel chisme, pero el lapsus estaba justificado por la gravedad de la noticia. Los trabajadores no indefinidos de una empresa de lavandería de hospitales, antes a cargo de la Comunidad de Madrid, iban a ver rebajado su salario en casi un 50%. Se iban a quedar en el salario mínimo interprofesional. Los indefinidos eran reabsorbidos en otros centros.

Al parecer la nueva empresa concesionaria ponía esa condición para mantener los puestos de trabajo. Cómo se puede ser tan miserable. Cuál es el valor del trabajo de las personas. Hace poco pasaba lo mismo con los empleados de limpieza de Madrid, que estaban en huelga por algo parecido. Pero quiénes se creen que son estos empresarios impresentables e indignos de llamarse así. Cómo se pueden poner delante de personas que tienen ya de por sí un salario bajo y decirles que se lo rebajan casi a la mitad. ¿No estaremos ante casos flagrantes de hacer negocio mediante la explotación pura y dura de las personas? Los trabajadores de la Administración no funcionarios y cuyo servicio se "externaliza" están expuestos a esta suerte de esclavitud encubierta. Ni más ni menos. Y la Administración del PP, liberal ella, dice que el servicio va a costar menos... ¡No te jode!

Está claro que no todos los empresarios son así, lo mismo que no todos los sindicalistas son vagos y comilones, pero lo que acaba quedando en la memoria colectiva es que los empresarios aprovechan la coyuntura para pagar salarios miserables sabiendo que el trabajador cederá ante la amenaza de perder el trabajo. Y de no salir la CEOE con un comunicado respecto a la inmoralidad de estos atropellos, estarán todos en el mismo saco.

Por lo general el empresario medio español (de boina y botijo) piensa que el trabajador debe ser siempre severamente castigado por el mero hecho de ser asalariado. El empresario español medio tiene casi siempre menos mano de obra de la que necesita, la hace trabajar en condiciones infames, la trata como si no fueran personas y, encima, es paternalista. No se da cuenta de que existe un contrato que las dos partes tienen que cumplir y que ambas se deben, sobre todo, respeto.

La mayor parte de la masa laboral española trabaja en la pequeña empresa y aquí está lo mejor y lo peor. Las empresas tecnológicas con personal altamente cualificado de corte moderno y relaciones laborales óptimas (muy pocas), y las empresas con paca necesidad de cualificación: pequeñas industrias de alimentación, limpieza, construcción, servicios básicos... (muchas). Es en estas últimas donde se producen la mayor parte de los abusos: salarios bajos, horas extras pagadas en negro, malos tratos, chantajes y amenazas... Me pregunto dónde están los Sindicatos y la Inspección de trabajo en estos casos.

No pretendo acusar a nadie concreto, pero me permito dudar de la honorabilidad de un colectivo cuya representación pública (CEOE) cuenta con un expresidente en la cárcel por ladrón y estafador y un vicepresidente en ejercicio que pagaba en dinero negro parte del salario de sus trabajadores. De dónde sacaba el dinero negro el tal Arturo. Por qué no se le expulsó de inmediato y actuó la inspección de trabajo. Por qué conserva sus cargos.

Necesitamos a los empresarios, pero no a estos, desde luego... Pobre España.

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