28 noviembre, 2013

No tenemos suerte, la verdad

Entiendo perfectamente que el presidente Rajoy esté ansioso por darle la vuelta a los datos de desempleo; pero de ahí a decir en el Congreso que en España no se perdieron puestos de trabajo en lo que va de año hay un abismo. Los datos del INE contradicen al presidente. Esto quiere decir que, o Rajoy es un mentiroso, que puede ser, o que desprecia la sensatez del electorado, que es muy de él, o sencillamente no se entera y va al Congreso sin llevar preparadas sus intervenciones, que también es posible.

A nuestro país le han tocado en suerte unos presidentes de gobierno un tanto particulares. Si se me permite, yo voy a salvar únicamente, y solo de manera parcial, a dos: Adolfo Suarez, porque tuvo que hacer encaje de bolillos para llevar aquello hacia un marco democrático y Felipe Gonzalez en su primera etapa, porque tuvo que hacer entender a una sociedad desconfiada que el hecho de ser gobernada desde unos presupuestos de izquierda no tenía el menor peligro, al contrario. Fuera de estos dos casos, España solo tuvo presidentes de Gobierno mediocres o directamente malos tanto desde el punto de vista personal como desde el político.

La reciente historia democrática no da para mucho pero si nos fijamos en el anodino Calvo Sotelo, en el endiosado González de la segunda etapa, el arrogante y maleducado Aznar, el cándido Zapatero o el distante e incompetente Rajoy, la cosa es como para deprimirse. La verdad es que no hemos tenido suerte. No nos ha aparecido ninguna figura con capacidad de liderazgo suficiente para gozar del favor mayoritario del pueblo. No hemos tenido suerte, ni la tendremos, casi seguro.

La causa de esta mediocridad en los altos dirigentes es que los ciudadanos más valiosos huyen de la política en cuanto se dan cuenta de lo que hay, con lo cual nos quedamos sin la materia prima de fabricación de líderes (malos muebles se hacen con mala madera). Esto, a su vez les viene de perlas a los ortodoxos de los aparatos de los partidos, que se liberan de este modo de la gente con el "vicio" de ser críticos e innovadores. Y así, al adicionar ambos miembros nos queda un entorno político lleno de individuos grises, poco competentes y sin pensamiento crítico, con las lógicas consecuencias para la sociedad.

Lo peor de todo esto es que la parte de los ciudadanos con capacidad para la política de verdad no va a volver nunca a la militancia porque los partidos no sueltan su presa: están muy bien así y para nada les interesa cambiar. Es una gran mentira y un espejismo lo que desde el PSOE se dice de acercarse a la sociedad. Lo que van a hacer es explicar quiénes son y qué pretenden, pero no van a llamar a las puertas de los domicilios de estos ciudadanos capaces para que tomen las riendas, sobre todo porque muchos perderían su empleo.

Puede que haya un atisbo de esperanza con la aparición de Movimiento Ciudadano. No lo sé. Pero parece que esta gente entiende que la Sociedad Civil tiene que tomar el control de las cosas y entrar en las instituciones para cambiarlas. Lo que les oí decir en sus presentaciones parece que va por el buen camino, pero todo está por andar. Veremos si luego no les crecen hongos, ojalá no.

No hay comentarios: