29 octubre, 2013

Para qué tanta información

Para qué se registran los miles de millones de conversaciones de ciudadanos de todo el mundo. Qué se saca de saber lo que uno visita en internet, o de lo que escribe en los foros, o de con quién y por qué debate por correo electrónico. Para qué tanta información, me pregunto quién y qué gana con ello...

Sí que entiendo que se puedan espiar conversaciones privadas de una canciller alemana, o de un premier británico, o de un presidente de la República francesa. Y con esfuerzo puedo llegar a imaginarme que las conversaciones de Rajoy, o de Zapatero, pueden, o pudieron, ser interesantes para el gran hermano americano.

Pero eso no es lo importante. Lo importante tampoco es la pérdida de privacidad de las personas; de hecho, conozco gente que le importa un comino que se sepa lo que opina en los foros, o las páginas en las que entra, por comprometidas, o golfas que estas sean. Lo importante de todo esto es quién, y qué, gana con esto. Insisto.

Aquí lo que parece deducirse es que acumulando terabytes de información se tiene poder. Lo que no entiendo es por qué. Claro que yo soy bastante cortito. Pero tengo la impresión de que esto es un timo urdido por los fabricantes de soportes de memoria informática. Disponer de la mayor biblioteca del mundo no garantiza un aprobado en un examen, hace falta una cierta inteligencia, y tengo la impresión de que quienes manejan los hilos hoy en día, de eso,... poco, o nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No, no, Sr. Arribas. Se equivoca.Sí que es importante la información obtenida de la mayor parte de los seres humanos. Y si que concede poder a los que la poseen. Pretenden un mundo de autómatas a las órdenes un Gran Hermano hipervigilante que no te deja saltarte ni una de las reglas que los poderosos impondrán en su día. George Orwel en su novela 1984 ya nos lo explicó muy claro. Si cito a este escritor, es porque fue uno de los tres escritores de este lado del telón de acero que, siendo de izquierdas, fueron críticos con el comunismo de la extinta URSS. ¿Sabe el nombre de los otros dos? ¿A que parece un examen? Bueno, hoy tengo un día gracioso y debe Vd. perdonarme este desliz. Los otros dos escritores fueron nada más y nada menos que Albert Camus y Bertrand Russell. Ni le cuento como los pusieron en su momento los escritores comunistas de café de este lado del telón de acero. A. Sierra.