09 julio, 2013

Motivación por la política


Observar el panorama político en España resulta deprimente. Los dos grandes partidos nacionales y algunos autonómicos están inmersos en escándalos de corrupción; los sindicatos dejaron hace tiempo de ser ejemplo para la sociedad; y los partidos pequeños, que se postulan como abanderados de la honradez, no acaban de tener la confianza del respetable, que piensa que son honrados porque no están en la pomada.

El informe de Transparencia Internacional es demoledor. Sacamos un 4,4 sobre 5,0 en percepción ciudadana de corrupción en los partidos políticos (el 5,0 significa "muy corruptos"). El informe no es más que un reflejo de lo que entre los ciudadanos se percibe. No se habla de otra cosa: "los políticos son todos iguales", "el que no roba es porque no puede", "menuda pandilla de ladrones"... Son comentarios que cualquiera que no sea completamente sordo puede escuchar en cualquier conversación en cualquier parte.

Justo es poner el foco especialmente en el PP. Lo que se adivina es que unos cuantos dignatarios se aprovecharon durante años y años de su posición para repartirse suculentas cantidades provenientes de empresas favorecidas, que aprovechaban para reducir su caja B. El dinero en metálico se entregaba al tesorero y este hacía el reparto con la connivencia de sus jefes directos. Es decir, los altos cargos del PP están en la política porque hay jugosas remuneraciones, aparte de sus salarios. Es un escándalo mayúsculo que pone en entredicho la honradez de todos los dirigentes y del propio partido, por mucho que se empeñen en negarlo desde Génova, 13. Solo es cuestión de tiempo que todo se derrumbe, incluso el Gobierno.

El PSOE y los sindicatos, con los ERE en Andalucía, parece que hicieron la vista gorda a que unos cuantos cabecillas y otros cuantos sindicalistas hicieran un uso fraudulento del dinero público. El PSOE, UGT y CCOO deben explicar con toda claridad qué, quién, cómo, cuándo, dónde y por qué para recuperar la credibilidad de militantes, simpatizantes, afiliados y votantes. De lo contrario, ya saben qué pasará: la gente progresista se atrincherará en la abstención.

A la vista de tanta desolación me pregunto cuál puede ser la motivación para hacer política. Qué puede motivar a un militante a tomar responsabilidades en su organización, o a un simpatizante a militar, o a un votante a integrarse en su espacio ideológico. La respuesta es que no hay ningún elemento tangible que anime a nadie a dar un paso al frente. Solo quedan esos políticos honrados que dicen que hay. ¿Será verdad que los hay? Porque si es así, ya hace tiempo que deberían estar dando señales de presión en sus partidos para que los corruptos abandonen sus atribuciones. ¿No será que realmente no existen o son muy pocos?

1 comentario:

Bond dijo...

¿Qué tien que pasar pa que se llegue del 4.4 al 5?