03 agosto, 2012

Intentar comprender

Uno puede preguntarse qué es lo que hace a España tan particular, qué es lo que hace que, desde siempre, nuestros vecinos del norte nos hayan visto un tanto diferentes y hayan tenido, y tengan, tanta desconfianza en nosotros. Yo me lo pregunté muchas veces... Qué pasa con España. Por qué no quieren ayudarnos en este momento tan duro.

No he tenido que hacer grandes esfuerzos para hallar una respuesta satisfactoria. Durante diez o doce años España tuvo un crecimiento anormal basado en una entelequia: la construcción. Nuestros administradores hicieron gastos en base a sus grandes ingresos como si la economía estuviera sustentada sobre bases sólidas. Gastaron en miles de cosas que ni necesitábamos ni podíamos permitirnos. Al final, cuando estalla todo, nos encontramos que no hay en la caja dinero para seguir viviendo de la manera en que lo hacíamos. Es más, no queda dinero ni para lo básico: educación y sanidad.

Ya desisto de denunciar que los culpables tienen nombre y apellidos y de pedir que el sistema, el estado, ese estado que según Hobbes debe estar por encima de todas las casas y ser fuerte e implacable, los ponga en la picota para darles el castigo merecido. Y desisto porque España tiene ese problema: la debilidad del estado. El estado, en España no es más que un concepto sin contenido ni fuerza. El estado, en España, no es sustentado por nadie. Carece de fuerza impulsora para ir hacia delante porque está mal concebido. Por eso, España, no saldrá de la crisis... A no ser que cambie, cosa difícil conociendo a sus políticos, teóricos agentes de los cambios.

Ante esto, ante un estado débil, ante un país que gasta más de lo que puede, ante un país que no ahorra, ante un engendro autonómico, ni federal ni central, plagado de políticos poco serios que mienten más que hablan; ante esto, la desconfianza de nuestros socios es lógica. Y a Italia le pasa algo parecido, pero al ser una economía mejor sustentada por su capacidad de producción, está un poco menos desguarnecida.

Por eso comprendo a los alemanes, holandeses, fineses, etc... Por qué les vamos a dar dinero, dicen. Nosotros no tenemos la culpa de que se lo hayan gastado cuando tenían mucho. Nosotros no tenemos por qué pagar sus caros lujos actuales. Nosotros ahorramos como hormigas para el invierno. Por qué tenemos que pagar sus excesos... Qué lo paguen ellos.

Claro que, estos vecinos no son conscientes de que quien lo pasa mal es la gente que menos culpa tiene de la situación. Pero, en el fondo, tienen toda la razón. Lo que tenemos fue causado exclusivamente por nuestras decisiones y nuestras políticas de gasto. Y hacen bien en negarse a darnos crédito porque es cuestión de tiempo que España se lo gaste sin emplearlo en lo correcto. Por qué va a haber que comprar con el fondo común bonos de unos estados que tienen que pedir un crédito para pagar otros.

Pues así estamos y lo lamento infinitamente. Los contribuyentes no tenemos la culpa, pero vamos a pagar las consecuencias. Y los nórdicos tienen razón; si el caso fuera el contrario yo pensaría lo mismo: que no se lo hubieran gastado.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Siento disentir con Vds. en algunos puntos que paso a referir. Cuando vivimos la bonanza económica de la burbuja inmobiliaria consumimos de más, cierto, pero para Alemania supuso un gran alivio en su economía porque mucho de lo gastado por nosotros fueron productos exportados por ella. Los paises europeos solventes -Finlandia, Holanda, Alemania, etc.- nunca deberán olvidar que los que lo estamos pasando mal ahora dificilmente nos sentiremos unidos a ellos para formar unos grandes Estados Unidos de Europa con futuro. Finalmente, decir que el euro es un aborto de sistema monetario común para países tan distintos. No hay entidades europeas que vigilen y obliguen a los Estados a no ser despilfarradores; el Banco Central Europeo no sale en defensa de los paises endeudados comprando deuda soberana dejándolos a expensas de los inversores especuladores o mercados financieros; no existen normas comunes para una unión bancaria europea o un sistema desarrollado para inyectar dinero a las entidades bancarias que lo precisen. Por todo ello pienso que Vds. acierta en muchos aspectos en este post, pero quedan sin citar aquellas circunstancias que hacen que se incite a despilfarrar y las medidas comunitarias europeas para vigilar y evitar que ello suceda. Alberto Sierra.