17 julio, 2012

Prisioneros de los prestamistas

Tal y como estaba previsto, la respuesta de los usureros a los recortes presentados por Rajoy la semana pasada, sustanciados en el BOE del viernes, fue no rebajar las condiciones a España para obtener los préstamos. Lógico. No hay ninguna razón para hacerlo. Si España, que no tiene nada como garantía, necesita dinero, que pague el interés estipulado.

En el oficio de prestamista es bien conocido que no puedes estrangular hasta dejar sin aire a tu cliente. Al contrario, debes animarle a seguir trabajando para sobrevivir y decirle que no se preocupe por el dinero, que para eso estás tú. Pero no puedes asfixiarle porque si se muere se acaba el chollo. Debes conocer dónde está el límite y no sobrepasarlo. Y una vez allí, tratar prolongar la situación todo lo que puedas. Esa es la clave del negocio.

No sé cuál es el juego del gobierno. Se supone que el genio Guindos y el arrogante Montoro tenían que saber cuál iba a ser el resultado. Incluso Rajoy, que de economía, como yo, podía preverlo. Cualquiera sabe que si pide dinero a crédito este no puede tener como garantía un menor gasto; la única garantía posible es una actividad generadora de ingresos. Claro que esto al amigo Guindos no le sonará puesto que trabajó para Lehman Brothers y estos pájaros crearon la crisis financiera que nos arrasa en base a meter en el mercado opciones sobre préstamos no garantizados por actividades, sino por el valor futuro de las viviendas adquiridas con el dinero prestado: la crisis NINJA, vamos.

Los usureros, los mercados, saben que a España le queda todavía algo de recorrido, que todavía hay de donde sacar un poco más antes de pasar a la etapa de mantenimiento. Rajoy todavía tendrá que recortar más. A partir de aquí todo se calmará. La sociedad al completo estará trabajando casi exclusivamente para pagar los intereses de la deuda. España será prisionera de sus prestamistas. Ni los grandes patrimonios ni la Iglesia se salvarán de la insaciabilidad de los mercados... Aviso gratuito para navegantes. Es lamentable que Rajoy no haya tenido el valor de morder primero aquí en lugar de a los más desfavorecidos.

Sin embargo, no es que no haya solución a todo este embrollo. Es difícil, pero la hay. Es simple y tiene una doble vertiente. La primera es ajustar la distribución de los impuestos. Las grandes fortunas deben ser involucradas en la recuperación. Quien tiene mucho y gana mucho debe pagar mucho. Si a alguien que gana 1000 € al mes le quitas un 10 % le quedan 900, que es muy poco para vivir y consumir, pero si al que gana un millón le quitas el 75%, todavía le quedan 250.000 €, más que suficiente para vivir y consumir.

Y si con este dinero, y con el que pueda sacarse de la persecución implacable del gran fraude fiscal, se deben establecen políticas expansivas de creación de actividad (construcción no, por favor). Será como un antibiótico en una enfermedad infecciosa. No hará que nos levantemos de la cama inmediatamente, pero poco a poco nos iremos recuperando.

Y no queda otra... Tiempo al tiempo.



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