05 mayo, 2012

Decapitados, torturados, mutilados..

Casi cada día llegan noticias de muertes en México. Las mafias de la droga se ajustan cuentas, o se las ajustan a quienes infringen sus normas. Nos llegan noticias e imágenes de personas muertas, con sus cuerpos descabezados o desmembrados, o mutilados... Qué horror, qué pena. Qué puede haber en el alma de quien realiza este tipo de actos aparte del vacío más absoluto.

El torturador aparece en todas las sociedades, en unas de manera más notoria que en otras, pero siempre está ahí, agazapado, esperando, o buscando, su oportunidad. El torturador no es un enfermo, ni un loco, es alguien que daña a sus semejantes a sabiendas de que lo hace. Qué puede haber dentro de la cabeza de una persona para poder realizar este tipo de actos. ¿Los hará por miedo?¿Puede llegar a hacerse este tipo de cosas por miedo? No lo sé, pero creo que no, que hay algo más, algo terrible... Placer.

Las ONG denuncian constantemente casos de torturas en todas partes. En las áreas menos civilizadas son, si cabe, más impúdicas. México: cadáveres colgados de un puente, cabezas en una cuneta, miembros arrancados o segados. Cómo puede llegarse a una orgía tal si no es por el gusto de hacer el mal, por el placer de causar el mayor sufrimiento posible a tus semejantes. No basta con quitarlos de la circulación con un tiro en la nuca, no. Hay que sujetarlos y concentrarse en el acto de cercenar un miembro mientras el otro grita presa de un dolor insoportable y la sangre salta a borbotones de las arterias.

Los seres humanos estamos programados para vivir, para preservar nuestra vida y para tener descendencia que perpetúe la especie. Podemos llegar a matarnos unos a otros por disputas territoriales o de otro tipo. Podemos llegar también a matar a alguien por venganza y sentir el amargo dulzor de la misma. Pero torturar por torturar, hundir un instrumento en el cuerpo de otro para hacerle sentir dolor, cortarlo en pedazos haciéndolo sentir que se le está cortando, procurarle el máximo sufrimiento solo para que sufra... Eso es algo que jamás podré comprender. Torturar es la máxima depravación posible a la que puede llegar un ser humano, si es que alguien capaz de algo así puede incluirse dentro de nuestra especie.


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