Los líderes sosegados
Empieza la cuenta atrás para que Zapatero deje
la presidencia y se la ceda, casi con toda seguridad, a Rajoy.
Zapatero llegó a la Moncloa en marzo de 2004
tras unos comicios marcados por el atentado islamista del 11 M y por el intento
desesperado por parte del PP de desviar el punto de mira del electorado hacia
una hipotética autoría de ETA. El miedo se apoderó del PP que veía como se le
podían ir de las manos las elecciones si la ciudadanía ataba cabos y enlazaba
la participación de España en la guerra de Irak con el ataque.
Cuando Aznar decide entrar en la terna de
países que van a la guerra intenta dar un golpe de efecto con el mensaje
subliminal a su pueblo de que nuestro país va con los grandes del mundo. Su
egolatría le hace tomar decisiones que nos meten donde no nos corresponde ni
por capacidad militar ni por potencia económica. No meditó las consecuencias de
tal decisión para el país. Solo quería el golpe de efecto que garantizara la perpetuación
en el poder de sus políticas, de su partido. Lo primero el poder, las
consecuencias poco importaban.
Cuando las bombas llenan de terror la
madrugada de Madrid y suena el teléfono del Presidente, seguramente se sintió
mal; aquello no estaba en el guión. Entonces tomo la decisión de urdir una
mentira para no perder las elecciones, y de nuevo le faltó sosiego en la toma
de decisiones. Creo que Aznar no pensó en que decir la verdad probablemente le
habría dado más frutos electorales. Muchos ciudadanos tenemos claro que sea
quien sea nuestro presidente, en ningún caso toleramos un ataque a nuestro país.
Tal vez con una verdad bien contada el Gobierno podría aparecer como víctima. Y
eso en España da muchos votos: Ruiz Mateos, el Lute, El Dioni, etc…
Cuando Zapatero accede a la presidencia, toma
la decisión de retirar las tropas. Nuevamente un presidente no medita con
sosiego. Da un golpe de efecto y pone a la sociedad de su parte, pero deja a
España llena de descrédito internacional: Un estado debe cumplir sus
compromisos. Podía haberlo hecho después, con más calma, sobre todo habida
cuenta de nuestro papel completamente de comparsa en el tinglado.
Después, en 2007, se inventa el cheque bebé.
Otro golpe de efecto con el único objetivo de obtener mayor popularidad. Pero a Solves no le gustó.
El ministro de Economía no era amigo de fuegos de artificio pues, como buen
profesional, ya estaba viendo venir la doble crisis a España: la financiera
internacional y la de la construcción autóctona.
En la campaña electoral de 2008 hace lo mismo
que Aznar: se inventa una gran mentira negando que una crisis estaba en ciernes
y que España pudiera verse afectada. Además intenta comprar, y compra, votos a
400 € (qué vergüenza). El papelón de Solves con los Gráficos trucados ganando a
Pizarro (futurible del PP) por KO fue mayúsculo. Zapatero gana las elecciones
pero poco después Solves se va a su casa. No puede con la vergüenza.
Me pregunto lo mismo que al principio. ¿Qué
hubiera pasado si Zapatero dice la verdad sobre la crisis? ¿Hubiera perdido las
elecciones o nos hubiéramos puesto todos a su lado para superarla? Nunca lo
sabremos. En España nos faltan líderes sosegados que mediten sus decisiones en
función de las consecuencias que puedan traer para los españoles en lugar de
para ellos mismos.
Estoy convencido que sin las mentiras de Aznar
primero y de Zapatero después nuestra situación económica y social sería muy
diferente. De todos modos una pregunta resuena en mi interior. ¿Será Rajoy un líder
sosegado o se inventará algo truculento, lo mismo que los otros, para al final
conseguir nada?