19 junio, 2011

Pactos necesarios

No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que lo que están pidiendo quienes tienen el dinero para prestar es un ambiente de garantía de devolución del préstamo.

Grecia es incapaz de salir del agujero en el que está metida y no le queda otra que convencer a los inversores de que va a ser capaz de llevar a cabo los ajustes y los sacrificios necesarios. Está claro que la deuda acabarán pagándola los griegos de su bolsillo: tal vez varias generaciones de griegos. En Grecia, desde ya, es imprescindible dejar de vivir por encima de las posibilidades reales del país.

La única manera de convencer a los inversores de que se está dispuesto a afrontar los planes de acción es formar un gobierno de concentración nacional que sea capaz de garantizar la unidad frente a los problemas que vendrán. La población va a llamar a los políticos de todo menos guapos y posiblemente se llegue al borde de una revolución social. Habrá disturbios serios causados por una población enfadada por haber sido engañada y que ve desmoronarse un periodo de buena vida y el advenimiento de otro bastante más duro.

Me pregunto si países como España, Italia, Portugal o Irlanda no deberían dar ya este paso para evitar males mayores. 

En España en concreto esto solucionaría dos problemas a la vez: la desconfianza de los mercados y la desconfianza de los propios españoles, que viven convencidos de que hay dos bandos irreconciliables, cuando empiecen a notar que el trabajo en equipo da sus frutos.

Si yo fuera Rajoy, o Zapatero, o si ellos amaran de verdad a esta nación como yo la amo, ya estaría montada la estrategia y los emisarios iniciando los contactos.